viernes, 11 de enero de 2008

Una tendencia más que cae por su propio peso

¡Más de un mes desde el último post! Bueno, como no creo que a nadie le afecte mucho, voy a ir directamente al asunto. Estoy en casa con fiebre, así que me olvidaré de florituras y zarandajas.

Las tendencias son modas globales, que incluyen un montón de aspectos, orígenes y referencias diferentes. En los últimos tiempos hemos asistido, en principio con nostalgia (todos los que rondamos la treintena, al menos), a un revival de los años 80. Vale.

Empezó, o quizá es que nunca se había ido, con la música electrónica, cuando volvió el electro. Claro que la mayor parte de la sociedad no se enteró; estaban oyendo a Bisbal y sus amigos. Por el momento, la cosa se mantenía en el underground.

Poco a poco se volvieron a ver en las calles detalles estéticos de origen más o menos ochentero, como el flequillo a lo Ramones y el pantalón de pitillo, las Converse y tal, lo cual creó rápidamente engendros éticos y estéticos como ¡ver camisetas de los Clash en el puto Zara!

En este punto de la historia ya aparece, si no me equivoco, la rana de los politonos, con versiones de "Superdetective en Hollywood", "El coche fantástico", etc, etc. El asunto empieza a ponerse tenebroso, pero lo peor está por llegar, ¡vaya que sí!

Al menos las chavalitas están bastante monas con sus flequillitos y sus camisetas de rayas y sus pins, sobre todo las bajitas; pero se parecen tanto entre sí que las confundo de lejos (y a veces de cerca).

Surgen todos estos grupos modernitos, con flequillos y chupas de cuero, que se ponen un "The" por delante al estilo de los grupos garageros y punk de toda la vida, entre los que encontramos alguno bueno y mucho copión. A la gente le mola, y por lo menos se consigue que se reivindique a algunos de los grupos originales (más allá de los muy manidos New Order) como Wire, que van y sacan disco veintitantos años después de separarse.

Tras el zénit viene la decadencia. Y el zénit, el summum, el apogeo del éxito social es la publicidad.

El anuncio de Richard Clayderman, el de Uri Geller, el de "nos ha tocado camión" (que no puedo enlazar porque no recuerdo qué anunciaba)... En principio estaban realmente bien, y tenían un significado especial: por fin la generación de los 70 había llegado a tener poder creativo en las agencias de publicidad. Había costado lo suyo, tras años de becas y mamoneo a las espaldas, pero por fin podían usar un lenguaje generacional para vender cosas a la gente de su edad. Los treintañeros por fin tenemos (supuestamente) el dinero suficiente como para comprarnos un Renault.

Pues yo digo: ¡Qué les den a todos!

¡Jodidos publicistas vendidos! ¡Pijos del EP3! ¡Rockerillos de pacotilla!: IROS TODOS A TOMAR POR EL CULO.
¡Putas modas!

Y lo último ha sido lo de Corbacho y la mierda de Petazetas. Eso ha sido el tiro de gracia definitivo. La banalización más asquerosa y el afrontamiento de la realidad: los ochenta fueron asquerosos y cutres. Por mucho que nos los quieran vender como algo guay, los únicos que realmente los disfrutaron a fondo fueron los yonkis, y casi todos están muertos. Desde luego, los que siguen vivos no te dirán nunca que Los Hombres G molaban que te cagas.
En general, preferían un rollo más tipo Eskorbuto, en plan nihilista de verdad.

Pues francamente, me parece que no van a salir en ningún anuncio.
Será porque están muertos.
Será porque eran auténticos.

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