viernes, 16 de mayo de 2008

Cosas que (me) pasan, sin más

El otro día fue mi cumple. Me cayeron 33, pero no se dije a nadie. Ni que cumpía 33 ni que era mi cumple. Nada de nada. Todos los años pienso en hacer una celebración guapa, bien producida y con mucha gente, pero al final me entra una especie de angustia y no hago nada. Tampoco me acuerdo nunca de los cumples de los demás. Será que no le doy mucha importancia a esto de hacerse viejo.

Me cuesta horrores ponerme con el blog. Cuando lo empecé tenía la intención de que fuese un blog periodístico, por aquello de practicar y luego tener algo que enseñar, pero al final se ha convertido en un batiburrillo inconexo, poco actualizado y menos visitado. Sin embargo, curiosamente, le he cogido gusto a escribir comentarios en blogs ajenos, especialmente elguionistahastiado, que va sobre series de televisión. Creo que lo hago porque siempre he tenido poca iniciativa creativa, pero siempre se me ha dado bien desarrollar cosas iniciadas por otros. Ir a rebufo, vamos.

Se me ocurren un montón de cosas desde que dejé el curro hace tres semanas. A veces son historias, otras son proyectos vitales, otras son fantasías... Hay algunas ideas que son muy interesantes, pero luego me surgen dudas sobre si hacerlas, sobre el cómo y el porqué, y todo eso. El caso es que no hago nada. El tiempo pasa volando, y lo peor es que me da un poco igual. Es al cabo de un tiempo cuando empiezo a sentir remordimiento y nostalgia del tiempo perdido. El caso es que me da la impresión de que ahí está la razón por la que me niego a crecer y sentirme plenamente adulto, porque tengo la esperanza inconsciente de que todavía no he hecho lo que tenía que haber hecho. Por eso me da envidia la gente con una idea y una intención de llevarla a cabo, porque tienen fuerza de voluntad y un objetivo en la vida. Es entonces cuando la vida realmente se disfruta, imagino.

En el blog el ser es leí una cosa fantástica:
"Una mente arremolinada e inquieta es incapaz de concentrarse en un objeto. Desgasta sus extraordinarias energías aplicándolas a un torbellino de cosas al mismo tiempo y sin penetrar en ninguna de ellas".
Me he sentido bastante reflejado en lo que me pasa. Un día pienso en escribir un guión de una serie, otro día de un corto y, al de más allá, una peli de ciencia ficción. También estoy en negociaciones para montar una revista en internet, y estoy planeando irme en verano a Berlín a hacer algún reportaje para intentar colocarlo en alguna revista. Sin embargo, lo veo como si esos proyectos los fuese a llevar a cabo otra persona, no yo. Creo que la mayoría se van a quedar en el tintero, a no ser que alguien me agarre de los pelos y me obligue. A ver qué pasa.

martes, 15 de abril de 2008

Plan América fomenta la creatividad

Hasta hace dos meses tenía la ilusión de que iba a participar en un proyecto editorial revolucionario, una revista mensual sobre series de televisión al estilo de las revistas de cine habituales, piénsese en Fotogramas o Cinemanía (más o menos). La idea la fuimos perfilando a lo largo de varios meses, pensando en las secciones, el tono, las colaboraciones y demás, todo ello envuelto en un diseño de maqueta fantástico. Sin cobrar ni un euro los tres que estábamos implicados por parte de la editorial en la que trabajamos, dando el callo por un proyecto que nos ilusionaba, porque el tema que íbamos a tratar nos encanta.
Acabamos el número cero y se lo pasamos al jefe de publicaciones, que se había mostrado muy aparentemente interesado en el producto.
Y al cabo de unas semanas, dijo que no.
De este proyecto saqué dos conclusiones. La primera es que no está hecha la miel para la boca del asno. La segunda es que los blogs sobre televisión que hay en España son mucho mejores que la televisión sobre la que hablan.
Ayer se emitió "Plan América" por segunda y última vez, y los blogs especializados estaban que echaban humo (pásense por El guionista hastiado). Las opiniones van de lo quejica ("en este país no hay interés por las series arriesgadas") a las críticas más mordaces ("previsible", "mal actuada"), pero -aparte de algún que otro desfasao- los análisis, en general, son muy interesantes y de lo más instructivas. Más o menos, hay dos ideas en el ambiente: por un lado, que los guiones españoles tienden a la mediocridad; por el otro, las cadenas no están dispuestas a arriesgar con productos innovadores.
Ahora, una pausa para leer el blog de El guionista hastiado y saltar de enlace en enlace, paladeando miserias de guionistas y tal.
Hay un momento por la mañana en que, si el despertador suena cuando estás en plena fase REM y no te levantas, entras en el sueño lúcido, y puedes llegar a controlarlo y vivirlo más intensamente que el sueño normal. A mí me pasa constantemente, y es la leche. Me gusta tanto que, casi siempre, me paso más de una hora soñando, apagando el despertador cada cinco minutos, hasta que se disipa y me levanto. En los últimos tiempos sueño mucho con futuros apocalípticos enlos que la gente va con armas, viven en comunas y conducen vehículos como en Mad Max. A veces hay extraterrestres mitad máquinas, y muy de vez en cuando, zombis (seguro que me influyen lecturas como esta). Son tremendamente audiovisuales, y las historias perfectamente coherentes, con desarrollo argumental y todo.
Estoy pensando en escribir un tratamiento para una serie, pero como sé que no se haría nunca intento que mis sueños sean de temática costumbrista, que es lo que se lleva.
En el próximo post me explayaré sobre el asunto.

viernes, 11 de enero de 2008

Una tendencia más que cae por su propio peso

¡Más de un mes desde el último post! Bueno, como no creo que a nadie le afecte mucho, voy a ir directamente al asunto. Estoy en casa con fiebre, así que me olvidaré de florituras y zarandajas.

Las tendencias son modas globales, que incluyen un montón de aspectos, orígenes y referencias diferentes. En los últimos tiempos hemos asistido, en principio con nostalgia (todos los que rondamos la treintena, al menos), a un revival de los años 80. Vale.

Empezó, o quizá es que nunca se había ido, con la música electrónica, cuando volvió el electro. Claro que la mayor parte de la sociedad no se enteró; estaban oyendo a Bisbal y sus amigos. Por el momento, la cosa se mantenía en el underground.

Poco a poco se volvieron a ver en las calles detalles estéticos de origen más o menos ochentero, como el flequillo a lo Ramones y el pantalón de pitillo, las Converse y tal, lo cual creó rápidamente engendros éticos y estéticos como ¡ver camisetas de los Clash en el puto Zara!

En este punto de la historia ya aparece, si no me equivoco, la rana de los politonos, con versiones de "Superdetective en Hollywood", "El coche fantástico", etc, etc. El asunto empieza a ponerse tenebroso, pero lo peor está por llegar, ¡vaya que sí!

Al menos las chavalitas están bastante monas con sus flequillitos y sus camisetas de rayas y sus pins, sobre todo las bajitas; pero se parecen tanto entre sí que las confundo de lejos (y a veces de cerca).

Surgen todos estos grupos modernitos, con flequillos y chupas de cuero, que se ponen un "The" por delante al estilo de los grupos garageros y punk de toda la vida, entre los que encontramos alguno bueno y mucho copión. A la gente le mola, y por lo menos se consigue que se reivindique a algunos de los grupos originales (más allá de los muy manidos New Order) como Wire, que van y sacan disco veintitantos años después de separarse.

Tras el zénit viene la decadencia. Y el zénit, el summum, el apogeo del éxito social es la publicidad.

El anuncio de Richard Clayderman, el de Uri Geller, el de "nos ha tocado camión" (que no puedo enlazar porque no recuerdo qué anunciaba)... En principio estaban realmente bien, y tenían un significado especial: por fin la generación de los 70 había llegado a tener poder creativo en las agencias de publicidad. Había costado lo suyo, tras años de becas y mamoneo a las espaldas, pero por fin podían usar un lenguaje generacional para vender cosas a la gente de su edad. Los treintañeros por fin tenemos (supuestamente) el dinero suficiente como para comprarnos un Renault.

Pues yo digo: ¡Qué les den a todos!

¡Jodidos publicistas vendidos! ¡Pijos del EP3! ¡Rockerillos de pacotilla!: IROS TODOS A TOMAR POR EL CULO.
¡Putas modas!

Y lo último ha sido lo de Corbacho y la mierda de Petazetas. Eso ha sido el tiro de gracia definitivo. La banalización más asquerosa y el afrontamiento de la realidad: los ochenta fueron asquerosos y cutres. Por mucho que nos los quieran vender como algo guay, los únicos que realmente los disfrutaron a fondo fueron los yonkis, y casi todos están muertos. Desde luego, los que siguen vivos no te dirán nunca que Los Hombres G molaban que te cagas.
En general, preferían un rollo más tipo Eskorbuto, en plan nihilista de verdad.

Pues francamente, me parece que no van a salir en ningún anuncio.
Será porque están muertos.
Será porque eran auténticos.