miércoles, 24 de octubre de 2007

Hoy ha sido un gran día (tensión sexual resuelta)




Resulta que te tiras una temporada medio mustio, o ni fu ni fa sino todo lo contrario, y en un mismo día las buenas noticias se suceden y te pasas el día sonriendo como un gili de puro contento.


En las series de televisión hay un recurso que se llama tensión sexual no resuelta, y que consiste en que uno o dos de los personajes intentan, a lo largo de los episodios, conquistar el corazón de otro de los personajes, dando lugar a conflictos, malentendidos, enredos y todas esas cosas que dan vidilla a los seriales. Ejemplos clásicos son "Doctor en Alaska" o "Friends", pero en realidad se da en prácticamente todas las series -bueno, "Roma" y "Hermanos de sangre" son excepciones de las que confirman la regla- y, cuando se resuelve, la historia se acaba o, por lo menos, el interés de la audiencia baja un montón porque se pierde esa incertidumbre que es tan fundamental para que semana tras semana nos sentemos ante la caja tonta.


Desde que me vine a vivir a Madrid, hace ya seis años del ala, me pasa muchas veces que mi vida me parece una telecomedia. A veces es superevidente sobre la marcha, con situaciones que parecen sacadas de "Seinfield", con vecino incluido, mezclado con "Friends", "Médico de familia" y hasta "La familia Monster" (es que tuve un compi de piso gótico), de las que eres consciente según ocurren porque resultan ser tan graciosas que parecen sacadas de un guión. Otras veces parecen historias existenciales, de tipo generacional, como aquella remota "Más que amigos". Cuando hago fiestas parece "Me llamo Earl", por aquello del empanamiento. Y así...


Sin entrar en detalles, hoy he resuelto una situación de tensión sexual no resuelta con una ex-vecina, que después de vivir en la puerta de al lado durante un año se fue hace un par de meses a trabajar a Londres con una beca. Nos gustábamos mutuamente, pero por una cosa u otra no nos enrrollamos nunca. A mí, en realidad, me daba miedo intentar algo con una chica que vivía tan cerca. ¡Era como enrrollarse con una compañera de piso, un pecado mortal que nunca hay que cometer si no quieres acabar destruido! Pero pasó un par de días por Madrid de camino a casa de sus padres y, como en un capítulo de final de temporada, resolvimos las cuentas pendientes tras un año de emisión...


Fin de la primera temporada.


La vida es que parece que está escrita por el guionista de "Perdidos", haciendo que el pasado y el futuro se junten en flashbacks extraños. El lunes 15 de octubre escribí la segunda entrada de este blog, y trataba sobre series de televisión, que en los últimos tiempos se han convertido en una de mis pasiones, casi al nivel del cine. El siguiente post iba a tratar sobre la segunda temporada de "Perdidos", pero uno de los dvd´s estaba rayado y no pude ver más que unos pocos capítulos, con lo que lo fui retrasando, esperando a verlos todos.


Ahora viene lo bueno.


El editor jefe de la revista donde trabajo de corrector me dijo el viernes que se le había ocurrido un proyecto muy interesante y novedoso: hacer una revista, un poco al estilo de Fotogramas, sobre series de televisión. Hoy le ha presentado la idea al jefe de publicaciones, ¡y ha dicho que sí! ¡Y voy a ser el redactor jefe! Me voy a pasar el resto de mis días escribiendo sobre series de todo tipo. Increíble. Quién me lo hubiera dicho el lunes ese...


El circulo se cierra.


4, 8, 15, 16, 23, 42.


lunes, 15 de octubre de 2007

Hablemos de algo ligero... hablemos de series






Por fin me han pasado la segunda temporada de Perdidos, y estoy hecho un flan.



La primera la vi en su día cuando la echaron en la tele, sentándome religiosamente ante la caja tonta todos y cada uno de los días de emisión. Llegué a poner excusas absurdas para evitar citas si coincidían con mi serie preferida, porque me daba vergüenza admitir que, lo que en realidad quería, era ver un serial televisivo. Para mi desgracia, la segunda temporada no la pude seguir como a mí me gustaría: para empezar, me perdí el primer capítulo. Seguí viendo algunos capítulos, descubriendo el misterio de los búnkers y tal, pero al final la dejé por la mitad porque prefería verla bien, sin saltarme ni uno solo. Además, ya empezaban a rular por ahí dvd´s con toda la temporada, bajada de la Mula y subtitulada.



Pero al final, nadie me pasaba los discos y yo no tenía internet (quién me ha visto y quién me ve). Ha tenido que ser un compañero del curro el que me los ha prestado, en una magnífica edición pirata del cofre original traída de México (Ándele, manito, mire qué bizarro). Por fin obran en mi poder, con toda la calidad y todos los extras.



Decía que estoy hecho un flan porque, la última vez que me pasaron una serie, me senté en el sofá y me la vi del tirón. Fueron diez capítulos, 705 minutos en total, que cayeron uno tras otro en un par de madrugadas del fin de semana. Apasionante y, a la vez, agotador. La segunda temporada de Perdidos tiene 23 capítulos, más uno de extras, de 42 minutos cada uno; eso hace algo más de ¡1000 minutos! Como me los vea del tirón me muero, seguro.



Hay leyendas urbanas que cuentan que hay quien se vio una temporada entera a lo largo de un finde y acabó medio muerto. Incluso conozco un tipo -de los que me prometía que me pasaría los famosos dvd´s- que aseguraba haberlo hecho, aunque al final confesó que sólo había visto la mitad. De una tacada, eso sí. De todas formas, se trata de una leyenda multiforme, porque cuando salió el Doom -el primer juego de disparos en primera persona, que se hizo realmente popular porque se podía jugar en red- el fenómeno fue de tal calibre que historias de este tipo se hicieron muy populares.



Una de ellas hablaba de un oficinista que se quedó en el curro todo el finde, enganchadísimo, metiéndose rayas para no parar de jugar, al que encontraron muerto en su despacho el lunes. Hace poco parece que le pasó a un freak coreano, que jugó al Starcraft -deporte nacional coreano- hasta que le reventaron las meninges. Aunque a lo mejor se trataba del World of Warcraft, pero da igual, hablamos de lo mismo.



Hablamos de enganchones tremendos a series de televisión.



Ya no hace falta quedarse en casa para verla con anuncios, gracias a la Mula y los cofres con temporadas completas las puedes ver cuando quieras, subtituladas y con extras jugosones. Ya nadie se avergüenza de ver series, y hay incluso una especie de competitividad por ver quién es el primero que se las baja. ¡Cuánto han cambiado las cosas!



Y después de la segunda temporada, me van a pasar la tercera. Y un colega se está bajando la segunda (y última) de Roma, otra que me tuvo pegado a la tele como un yonki. Seguro que la segunda de Héroes está también al caer.



Joder, casi que me estoy empezando a agobiar.

martes, 9 de octubre de 2007

Y la luz se hizo...

Hoy, por fin, he hecho el blog.
¡Tanto tiempo cavilando si hacerlo, cómo debería ser y de que tendría que tratar! Por fin me he decidido, y espero que dure.
Como creo que hacen casi todos los que empiezan un blog, mi primera entrada es una declaración de intenciones:
Voy a hablar de cosas que veo a mi alrededor, analizándolas con estilo más o menos periodístico, haciendo que el hilo argumental quede expuesto de la forma más clara posible, para que la idea central fomente la reflexión en el lector. Esto no quiere decir que yo siempre esté en posesión de la verdad absoluta, ni que mis ideas sean definitivas, sino que se establezca un diálogo que exprese nuevos puntos de vista.
Y una vez dicho esto, que Dios nos coja confesaos (si es que existe).